
Te encuentras en una conversación sobre los temas de la fe cristiana y las personas a tu alrededor hablan con términos teológicos, comienzan a citar textos de memoria y a debatir puntos doctrinales complejos y tú te sientes inadecuado(a).
Y en estos casos te parecería como si la fe se basara más en los conocimientos y en el lenguaje aparentemente espiritual que en una relación personal sencilla basada en el amor que sientes por Jesús.
Por lo que te preguntas si realmente encajas o si te debes esforzar por “parecer” muy espiritual, lo que te ha llevado a sentirte frustrado(a) o a ver a los demás como hipócritas.
Pero Dios no te quiere sintiéndote así.
En la Biblia, en la primera carta a Timoteo, capítulo 1, verso 5, dice: “El propósito de mi instrucción es que todos los creyentes sean llenos del amor que brota de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera.” – 1 Timoteo 1:5 (NTV)
El apóstol Pablo establece aquí la verdadera meta de la vida cristiana, la cual no es la acumulación de conocimiento ni la habilidad para ganar debates, sino la manifestación de un amor genuino, producto de un corazón puro, una conciencia limpia y una fe sincera.
Lo que Dios más valora no es tu elocuencia, sino la autenticidad de tu corazón.
Debes saber que la fe sincera es la que no tiene segundas intenciones, que no busca la aprobación de los hombres, sino la de Dios, pero también es una fe sencilla y firme en Jesús, que se traduce en amor práctico por Él y por los demás.
No te compares con otros, ni permitas que la presión que los supuestos “eruditos” te robe la fe y afecte tu relación con el Señor.
Mantén la pureza de corazón y así tu fe será del tipo de fe que agrada a Dios.
Comprométete a vivir con una fe sencilla y transparente, enfocada en amar a Dios y al prójimo.
Oremos: “Amado Señor, te pido que examines mi corazón. Perdona cualquier deseo que tenga de aparentar o de buscar la aprobación de los demás. Te ruego que me llenes de un amor que brote de un corazón puro y me concedas tener una fe sincera. Ayúdame a enfocarme en lo que verdaderamente Tú valoras, lo oro en el Nombre de Jesús, Amén”.
Versículo: “El propósito de mi instrucción es que todos los creyentes sean llenos del amor que brota de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera.” 1 Timoteo 1:5 (NTV)
Buen Día
Juan C Quintero
Buendiatodoslosdias.com
