Aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo. La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.
Eclesiastés 7:18-19
El temor del Señor es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado de mal.
Proverbios 19:23
Su misericordia es de generación en generación a los que le temen.
Lucas 1:50
Las crisis financieras, alimentarias y políticas no son las únicas crisis con las que nos podemos encontrar. También existen las crisis personales: laborales, conyugales, familiares… En un momento u otro cada uno de nosotros tenemos que hacer un balance de nuestra vida.
Pero encontrar el sentido de mi vida, la dirección que me gustaría darle, es hallar la sabiduría. ¡Qué difícil búsqueda! La Biblia nos dice que la sabiduría “encubierta está a los ojos de todo viviente” (Job 28:21), pero también nos dice que “el temor del Señor es la sabiduría” (Job 28:28).
Así, la respuesta a las diferentes crisis que podamos atravesar la hallamos en el temor de Dios. ¡Temor no quiere decir miedo! Temer a Dios es tomar conciencia de su existencia y de su grandeza, es honrarlo. Él no es un Dios lejano, inaccesible. Tampoco es un Dios que nos condena y nos rechaza. Él nos busca y nos ama. Temer a Dios significa creer en él, confiar en él. El punto de partida es, pues, ir a él mediante la fe en el Señor Jesús. Porque por su muerte en la cruz Jesús borró las faltas que me separaban de él.
Confiar en Dios significa aceptar que no puedo ocuparme solo de mis problemas. Entrego en sus manos mi vida y mi futuro, el día de hoy y el de mañana. Entonces mi vida se ilumina con una nueva luz, pues el Señor es mi guía. ¡Hallo fuerza y ánimo en su amor!
Sofonías 3 – Judas – Salmo 110 – Proverbios 24:19-20
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