LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO
Pastor, Jorge L. Cintrón Calzada
Mensaje para ser predicado en el Pabellón de Oración de la Primera Iglesia Bautista de Cayey, Puerto Rico el
21 de abril de 2024, 10:15am
Texto Bíblico: Hebreos 12:1,2
Una vez fui a una casa a visitar a una mujer con el propósito de presentarle el plan de salvación. Luego de haberle hecho una sencilla exposición de las buenas del evangelio la invité a que aceptara a Jesucristo como su Salvador personal.
-Su respuesta fue, : no quiero aceptar a Jesucristo como mi Salvador personal.
-Le pregunté: ¿Has entendido las buenas nuevas de Salvación que te presenté?
-Si, pero no quiero aceptar a Jesucristo como mi Salvador personal.
Continúe presentándole el plan de salvación de diferentes formas y ella continuó con su negativa a aceptar a Jesús como su Salvador personal.
-Me dijo: yo sé que el que no reciba a Jesús como su Salvador personal no irá al Cielo sino a un lugar llamado el Infierno.
-Le dije: ¿Tú sabes lo que significa ir al Infierno?
-Si, pero no quiero aceptar a Jesús como mi Salvador personal.
Hay personas que el pecado los ha llevado a tener una mente reprobada, un corazón entenebrecido y a vivir pasiones vergonzosas.
El pecado en el mundo
La Biblia enseña que cuando el hombre fue creado tenía una relación armoniosa con Dios. Lamentablemente, Satanás tentó en el Huerto del Edén al hombre. El hombre cayó en esa tentación y a sí entró el pecado en la humanidad.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23)
Mas Dios respondió al pecado del hombre de una forma extraordinaria.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. (Juan 3:16-18)
Toda persona tiene que decidir cómo va a responder al amor de Dios para él. Su respuesta a ese amor determinará dónde pasará la eternidad.
“Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. (Romanos 10:8-10)
El apóstol Pablo, aunque tuvo un encuentro personal con Jesucristo como su Salvador y Señor le escribe a la Iglesia en Roma sobre la lucha que tiene con el pecado.
“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:19-24)
Aunque uno haya aceptado a Jesús como su Salvador y lo haya hecho su Señor va a tener que estar enfrentando el pecado continuamente porque tenemos un cuerpo corruptible donde todavía el germen del pecado mora. Pero no nos entristezcamos porque llegará un día cuando este cuerpo corruptible será transformado y vestido de incorruptibilidad y el pecado no tendrá ninguna potestad sobre él. Mientras ese día llegue, preparémonos para enfrentar las consecuencias del pecado.
Pablo escribiéndole a los Romanos nos deja ver las consecuencias que el pecado pueda tener en las personas.
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.(Romanos 1:18-32)
Las consecuencias del pecado mencionadas por Pablo son:
- Una mente reprobada
- Un corazón entenebrecido
- Unas pasiones vergonzosas.
- No solo esto, sino que Pablo señala que el pecado hace que las personas se complazcan con los que tienen una mente reprobada, un corazón entenebrecido y unas pasiones vergonzosas.
El amor de Dios es tan grande para con su hijos que 1 Juan 2:1,2 señala: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Anteriormente había afirmado: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.(1 Juan 1:9)
El pecado tiene consecuencias
- Separación de Dios
- Mente reprobada
- Corazón entenebrecido
- Pasiones vergonzosas.
El amor de Dios está disponible para deshacer esas consecuencias.
¿Quieres recibir el amor de Dios en tu corazón? Si nunca le has entregado tu corazón a Dios a través de Jesucristo te invito a hacer esta oración que te puede ayudar a confesar tus faltas y a deshacer las consecuencias del pecado en ti.
“Padre, reconozco que he pecado.
Acepto que Jesucristo es:
Tu Hijo, que es el hijo de Dios,
Que murió en la cruz por mis pecados,
Que Tú, Padre, le levantaste de los muertos.
Gracias Jesús por pagar el precio de mis pecados.
Lávame con tu sangre.
Te entrego hoy mi vida.
Perdóname y restáurame el gozo de la salvación.
Santo Espíritu ven a mi vida.
Capacítame para vivir cada momento de mi vida de acuerdo con la decisión que he tomado.
En el nombre de Jesucristo he orado. Amen”
N O T A:
Si al leer este mensaje quieres recibir a Jesucristo como tu Salvador personal envíame un mensaje a mi correo electrónico. Mi correo electrónico es cadenadeintercesión@yahoo.com Todo correo electrónico será leído solamente por este servidor y mantenido en completa confidencialidad.
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