Si los cristianos de todo el mundo actuaran conforme a lo que pide la Palabra de Dios, todo sería muy diferente.
Por eso, podemos preguntarnos, ¿cómo serían las familias si los cristianos amaran a sus familias como el Señor lo pide?, ¿Cómo sería nuestra comunidad si los cristianos amaran a sus vecinos?; ¿cómo sería el ambiente en el trabajo?; y nuestra nación, ¿cómo sería?
La Biblia en la carta a los Gálatas, capítulo 6, verso 10, dice “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”. (RVR60).
Se nos enseña, que, como discípulos de Jesús, debemos en cada oportunidad hacer el bien
Y quizás te preguntarás ¿a quién voy a bendecir?, la respuesta la da el versículo, “a todos, pero especialmente a los demás cristianos”
La vida no es una competencia para tener más, sino más bien para compartir y dar más. Por eso, tienes que estar atento para detectar la necesidad en los demás. Cada mañana tienes la oportunidad para orar pidiéndole al Señor que te coloque alguien a quien puedas ayudar, y que puedas percibirla, que el discernimiento en el espíritu sea como una especie de “radar espiritual” que te permita ver la necesidad incluso donde aparentemente no la hay.
Hoy mismo alguien necesita una palabra de aliento, un consejo para no abandonar el hogar, un apoyo para tomar una decisión sabiamente.
Cerca de ti hay personas sufriendo porque no tienen trabajo o porque su relación matrimonial esta en crisis. Tal vez alguien necesita un empujón para acercarse a la Iglesia porque siempre busca excusas para no congregarse.
No permitas que el enfriamiento emocional, que la dureza del corazón llegue a tu vida, vive para servir.
Recuerda siempre que el verdadero amor se demuestra con acciones y no solo con palabras.
Mas bien que tus palabras sean un refuerzo a lo que tú haces para bendecir a los demás.
No permitas que las ocupaciones y tus planes personales te impidan hacer de tu familia, de tu lugar de trabajo y de la ciudad un lugar mejor, porque el cambio colectivo comienza con el cambio individual.
Oremos “Amado Señor, hoy reconozco que no he sido sensible a las necesidades de los demás, ni tampoco he hecho mi esfuerzo por extenderle una mano al necesitado. Te pido que sensibilices mi corazón, que tu Santo Espíritu me de discernimiento espiritual para percibir y dar de aquello que los demás necesiten. Quiero amar con hecho, lo pido en el Nombre de Jesús, Amén”
Versículo “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”. Gálatas 6:10 (RVR60).
Buen Dia
Juan C Quintero
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