Génesis 18:27
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Santiago 4:8
En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien.
Salmo 73:28
Cuando un cantante famoso o un gran deportista pasa por una ciudad, los jóvenes se empujan para acercarse a él y obtener un autógrafo.
Algunos niños, debido a la guerra o por otros motivos, perdieron el rastro de sus padres. A menudo ponen toda su energía para tratar de encontrarlos. ¿Ponemos toda nuestra energía para buscar el contacto con nuestro Creador, con Aquel que nos dio la vida? Sin ese contacto somos como un barco perdido en el océano, como un automóvil averiado, que no se puede reparar sin la intervención del fabricante.
Usted que lee estas líneas, ¿sabe que puede ponerse en contacto con Aquel que dio origen a su existencia? Para ello no es necesario aprender ninguna teoría, ni gastar dinero… Basta con dirigirse a él de corazón, desde lo más profundo de su ser. Tiene que orar a él, hablarle… ¡Esto es lo que significa acercarse a Dios!
Sí, puedo hablar a Dios; él me escucha, me responde, me ama. ¿Y cómo responde? A veces mediante textos de la Biblia. También lo hace en mi ser interior: mediante su Espíritu me ayuda a percibir su mensaje, algo que me llame la atención, me ilumina, me convence y me dirige para el bien. O incluso puede emplear circunstancias, conversaciones y encuentros con otros cristianos.
Puedo acercarme a Dios en todo tiempo, por medio de la oración y leyendo la Biblia, su Palabra.
Génesis 5 – Mateo 5:1-20 – Salmo 4:1-3 – Proverbios 1:24-33
© Editorial La Buena Semilla
