Con el paso de los años pareciera que el común de las personas estuviesen cada vez más encerradas en sí mismas, mirando y actuando solamente para ellas mismos y cada vez menos ayudando y sirviendo a los demás.
Es como si la sensibilidad por la necesidad ajena se fuera desvaneciendo, lo que contribuye al espíritu de egoísmo creando una brecha que separa a unos de los otros seres humanos.
En la Biblia se relata de la Parábola del Buen Samaritano, esta comienza con un diálogo que sostiene Jesús con un “interprete de la ley” quien lo cuestiona sobre ¿Quién es el prójimo?, cuando le había este hombre dicho que lo que hay que hacer para heredar la vida eterna era cumplir lo que está escrito, y dijo “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. (Lucas 10:27).
Pero cuando el hombre cuestionó a Jesús sobre el prójimo, el Señor le conto una parábola y lo hizo para que el estado de su corazón se pusiera en evidencia. La verdad es que esta parábola que nos cuestiona también profundamente sobre el estado de nuestro corazón en este tiempo.
El Señor quiere que amemos y que seamos respuesta para las personas que están sufriendo. Pero las preguntas que surgen son ¿has pasado por delante de alguien en necesidad y no te has detenido a ayudar?; ¿Conoces a alguien que está pasando por dificultades y te haces el de la vista gorda o el de los oídos sordos?
Te motivo para que leas esta parábola completa en el evangelio de Lucas capítulo 10, versos del 25 al 37.
Allí el hombre samaritano es el único que responde ante la necesidad de un hombre que había sido atracado y herido, dejado en la brecha del camino.
En esa época se suponía que los sacerdotes judíos y los levitas deberían ser los más sensibles y misericordiosos ante la necesidad de los demás, pero estos pasaron de largo, solo un hombre que se suponía no iba a ser el que mostrara el amor y la compasión, fue el que respondió ante la necesidad.
Los cristianos deberíamos ser los primeros en mostrar la bondad, la misericordia y la generosidad con aquellos que están en necesidad, dando de lo que tenemos, no de lo que nos sobra; ayudando con lo que sabemos, no con evasivas; sirviendo por amor y no por obligación.
Que esta reflexión de hoy sea la que abra las puertas de tu corazón para servir y dar al necesitado y que la insensibilidad de la cultura actual no te lleve a vivir ignorando que hay miles de millones de personas en necesidad, que incluso muchos de ellos están muy cerca de ti, y tal vez, o no los has visto, o los has ignorado.
Oremos “Amado Padre celestial, hoy reconozco que he estado viviendo solo para mis propios intereses, que me he olvidado de los demás que están en necesidad. Hoy Señor te pido perdón por mi insensibilidad ante el dolor del “prójimo”. Te pido Señor que tu Santo Espíritu redarguya mi corazón cuando alguien tenga necesidad para poder extenderle mi ayuda, para dar y servir sin esperar nada a cambio, lo pido en el Nombre de Jesús, Amén”
Buen Dia
Juan C Quintero
www.buendiatodoslosdias.com