Aplazar, dilatar, no ejecutar, dejar a medias, etc., son palabras que pueden ser el síntoma de un mal hábito.
A veces se piensa que ésta práctica no tiene importancia y que nadie se está perjudicado por esta mala costumbre; pero la realidad es que muchos se pueden ver afectados por este hábito. El gran riesgo que se corre es, que, con el paso del tiempo, las decisiones de postergar nuestras responsabilidades comiencen a producir efectos negativos en nuestra vida, tales como estrés, sensación de incapacidad, abandono personal y hasta depresión.
Es claro entonces que hay que tomar decisiones… ¿ha caído en algo similar y desea cambiar su situación?
El primer paso es, “reconocer que ha caído en un problema y que necesita cambiar”; no podemos cambiar lo que no reconocemos que es un problema o que nos está afectando, por lo tanto, la declaración debe ser sincera y puede acompañarla de una oración al Señor pidiéndole de Su ayuda, por ejemplo, puede orar así: “Señor, reconozco que he caído en aplazar y dejar empezadas muchas actividades importante, te pido que me ayudes, me des sabiduría y fuerza para organizarme, lo pido en el nombre de Jesús, Amen”
El segundo paso es “tener un plan de acción”, porque planes sin acciones son solo deseos. Escriba lo que quiere hacer, elabore un sencillo plan, use una agenda, utilice las alarmas de su teléfono. Use la Palabra de Dios para establecer nuevos hábitos, por ejemplo, apréndase y aplique versículos como estos, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13); y “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas” (Josué 1:9 – NVI)
Ordena tu vida, establece con claridad las prioridades; pues al hacerlo, sentirás paz, recobrarás el ánimo por haber obtenido logros, la depresión desaparecerá, serás más efectivo(a) y además los demás se beneficiarán de tus resultados.
Vale la pena intentarlo…
Oremos: “Señor, hoy decido cambiar mis hábitos, te pido que tu Santo Espíritu me de sabiduría y fuerza para lograrlo, reconozco que he aplazado cosas importantes y que he dejado otras a medias, no quiero hacerlo más, te pido tu ayuda, lo pido en el nombre de Jesús, Amen”
Versículo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13 (NVI)
Buen Día
Juan C Quintero
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