
El diccionario define la palabra inactividad como “la falta de actividad o movimiento”, tan simple como eso. Y esta definición me sirve para reflexionar hoy sobre la fe y la manera en la que las personas se comportan cuando están esperando recibir algo de Dios, para esto, comienzo con una pregunta, ¿estás esperando que Dios haga algo en tu vida?
He aprendido que “esperar en Dios no debe ser un acto pasivo”.
Por ejemplo; cuando buscamos el camino correcto para ir a un lugar, no nos sentamos a esperar, sino que activamos los mapas electrónicos y seguimos una ruta; esto implica, conocer el destino, buscar en el mapa, establecer un recorrido y fijar pasos para llegar al destino; en pocas palabras, buscamos y planeamos.
Cuando se programa una conferencia; no se espera hasta que lleguen los participantes para preparar el salón, ni para tener el material listo; lo más probable es se empezó desde hace días a prepararse, y el día de la presentación se llega temprano para organizar cada detalle y estar listos para el momento en que lleguen las personas que van a atender el programa.
¿Por qué? Bueno, sencillo… porque estás son las acciones que necesitamos realizar mientras estamos esperando por los participantes.
Es igual, al tener fe, no se puede esperar sentados que las promesas de Dios se cumplan; es necesario tocar puertas, buscar, llamar, pedir… esto es, “poner tu mano en el arado… trabajar”.
Oro para que tu fe sea activa, que no te sientes a esperar la bendición, sino que te muevas en la dirección del milagro.
Versículo: “Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta”. Santiago 2:17 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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