“Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos judíos se separaban de ellos y creían en Jesús” Juan 12:10-11
Uno de los milagros más impactantes de la vida de Jesús, ¡Devolver la vida a alguien que había sido enterrado hacía cuatro días! Estos milagros sumaban más y más seguidores al ministerio del hijo de David.
Los principales sacerdotes conspiraban para matar a Jesús, buscaban el pretexto perfecto para capturarlo y darle muerte. Jesús representaba una competencia demasiado fuerte para ellos. No necesitaban más manifestaciones de su gran poder. El plan era matarlo; pero también necesitaban desaparecer la evidencia de sus milagros. Por eso conspiraban con matar a Lázaro.
Hoy día es común encontrarse con personas que intentan hacer lo mismo que aquellos sacerdotes de la época de Jesús. Dirás -¿y cómo puede eso ser posible?
Seguramente conocerás personas que constantemente cuestionan la realidad de un Dios bondadoso, de un Dios de milagros, te ponen contra la espada y la pared buscando demostrarte la inexistencia del Dios al que le profesas tu fe. Por todos los medios buscan desalentarte y matar lo que hay de Cristo en ti. El legalismo y las normas de hombres tienen más peso que la ley de amor dejada por Jesús. No entienden porque asistes tanto a la iglesia, porque siempre hablas de Dios o porque tienes un “aleluya” en tu boca en cada momento.
Personas así no toleran que tengas una creencia contraria a la de ellos. Creen que exageras, que eres fanático, que buscaste ese camino porque ya estabas fracasado; pero no es suficiente para ellos abochornarte y poner en tela de juicio tu creencia; sino que también traman desaparecer la evidencia de los milagros que Dios ha hecho en tu vida. No admiten que Dios te ha dado una vida nueva. Invalidan con justificaciones científicas o teorías erráticas las maravillas de Dios que emergen por todos lados.
Si estas recibiendo ataques, criticas o rechazos por tu fe y por tu vida de servicio a Dios, no te preocupes; Cristo los sufrió también. Esto es sinónimo de que eres reconocido como un hijo del Altísimo y como tal recibirás persecución. No permitas que maten al Lázaro de tu vida, resiste hasta el final que tu galardón te espera (Apocalipsis 3:11).
Muchas personas creerán en Dios por el mensaje que tú llevas a través de tus palabras, tus acciones y tu manera de ser. No te detengas, sin importar quien se oponga, aférrate a la verdad de Cristo y el Señor todopoderoso te dará la victoria.
DECLARACION: Señor, con mis acciones y palabras mucha gente creerá en ti.
Oración: Señor Jesús, sé que sufriste muchas ofensas y maltratos aquí en la tierra; pero no fue en vano, ayúdame a ser un fiel embajador tuyo todos los días de mi vida. En tu nombre que es sobre todo nombre. Amén.
-Por: Mildred Natera