1ª PEDRO 3:9 “…no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.”
Bajo el punto de vista natural y terrenal, un heredero recibe su herencia cuando muere el que escribió y firmó la sucesión de la herencia, pero en las cosas espirituales es diferente.
Nosotros somos herederos de las bendiciones de un DIOS vivo. Si tuviéramos que esperar a que DIOS muera, nunca recibiríamos la herencia, pues ÉL vive desde siempre, por siempre y para siempre. Es eterno desde antes y después de todo.
La Palabra de DIOS (La Biblia) es el único documento que nos asegura recibir las bendiciones de DIOS. Este conocimiento, debe producir en nosotros una sensación de tranquilidad y paz, pues cualesquiera que sean las circunstancias actuales éstas no pueden cambiar, de que somos herederos de cada una y de todas las bendiciones del SEÑOR.
En este tiempo difícil que tú estás atravesando, en lo económico, en tu salud, en tus relaciones familiares, etc., etc., el diablo te ha hecho creer que eres heredero de todo lo malo en vez de bendición. No creas esa mentira que sólo logrará aniquilar tu fe y hacerte caer de tu posición espiritual de heredero victorioso. El maligno se opone a las bendiciones de DIOS, y hace lo imposible para que no las recibamos.
En este día, aunque no veas la bendición del SEÑOR debido a tus problemas presentes, créele a DIOS en lo que ha dicho en Su Palabra.
No te olvides que la Palabra de DIOS es creativa y de esperanza. Lo que ÉL promete, lo cumple. En el principio, DIOS habló y las cosas fueron creadas. De la misma manera hoy, si tú conversas con DIOS y confiesas que eres un legítimo heredero de todas Sus bendiciones, tu situación cambiará de acuerdo a la Palabra dicha.
ORACIÓN: Enséñame en este día SEÑOR, a moverme en tu terreno espiritual. Anima mi fe para que pueda confesar con mis labios que Tu me has hecho heredero de todas tus bendiciones. Gracias porque tú preciosa Palabra siempre me alienta a seguir adelante. ¡Te amo Jesús! En Tu Santo Nombre, amén.
