Un grupo de estudiantes decidió salir a un centro comercial, cámara en mano, para entrevistar a la gente. Las dos preguntas que hicieron fueron: ¿Sabe usted qué estudia la gelotología? ¿Sabe usted que estudia la algología? A quienes contestaran correctamente a ambas preguntas, prometían regalarles un libro de chistes y una bolsa de caramelos.
La mayoría de la gente respondió que la gelotología estudia la gelatina y la algología, las algas. El grupo de estuidantes rió durante un buen rato al escuchar las respuestas cuando revisaron el video, porque ninguna fue correcta. En cinco horas, diez personas supieron la respuesta a la ciencia del dolor pero nadie supo la respuesta a la ciencia de la risa. Nadie ganó premio. Pues bien, debes saber que la algología es la ciencia que estudia el dolor y la gelotología, los efectos de la risa en el cuerpo y la mente.
He descubierto que la mayoría de la gente sabe qué recomendar para el dolor, pero no muchos saben qué recomendar para reír. En la Universidad de Oxford, el doctor Dunbar condujo un estudio para comprobar qué le pasaba al dolor de una persona cuando reía. Lo que descubrieron es muy interesante: la risa puede aliviar el dolor. Pero no sirve si la persona sonríe. Tiene que reir a carcajadas, los músculos del tórax y de los pulmones deben moverse y estirarse para que el cuerpo se ponga a trabajar en contra del dolor.
Me alegra mucho saber que Dios inventó la risa para que nos sintamos bien incluso cuando algo duele. La Biblia dice que no importa por lo que estés pasando, él pondrá de nuevo risas en tu boca. No serán simples sonrisas, sino gritos de alegría; es decir, de esas risas que de verdad alivian el dolor.
«Él hará que vuelvas a reír y que grites de alegría» (Job 8:21)