Tito 2:13-14
No se puede negar que el cristianismo dio origen a numerosos progresos sociales. Muchos valores como la justicia y la solidaridad forman parte de la herencia cristiana, incluso si la sociedad laica también las reivindica. Paradójicamente, estos valores cada vez son más tenidos en cuenta, mientras la religión cristiana está aparentemente en crisis: en ciertos países las iglesias están vacías. Entonces podemos hacernos la pregunta: ¿El mensaje cristiano sigue siendo actual?
La crisis de la religión cristiana nos permite hacer la distinción entre religión y fe, entre la forma externa y la realidad del corazón. Comprendamos bien el sentido profundo del mensaje bíblico: la Biblia nos dice que el hombre sin relación personal con Dios batalla continuamente en sus problemas. Su buena voluntad y sus mayores esfuerzos, muy loables por cierto, le ayudarán sin duda a realizar lo que llamamos progresos sociales, pero nunca podrán transformar el mundo en un paraíso donde la justicia, el amor y la paz reinen, pues el corazón humano es malo e incurable (Jeremías 17:9)
Cristo no vino a esta tierra para ayudar a los hombres a ser mejores, sino (y ahí está el verdadero sentido del Evangelio) para salvarlos de la perdición eterna. Tiene el poder para perdonar a todo el que reconoce haber desobedecido a su Creador. Pero vendrá el día en el cual juzgará a todos los que hayan rehusado ir a Dios. Lo importante no es pertenecer a una tradición religiosa, sino tener fe en el Dios que quiere salvarnos.
Génesis 24:33-67 – Mateo 13:44-14:12 – Salmo 14 – Proverbios 4:7-9
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