Reflexiones – Fruto del resentimiento

- Advertisement -

Reflexiones – Fruto del resentimiento

A un hombre que trabajaba en un aserradero se le trabó la manga de la camisa en la maquinaria de la sierra. Ésta haló la manga hacia la sierra mecánica, y no hubo manera de salvar el brazo.

Cuando lo llevaron de emergencia al hospital, los médicos determinaron que era necesario hacerle una transfusión de sangre. Menos mal que en aquel tiempo las transfusiones se hacían directamente de un cuerpo a otro, y no había tanto peligro de recibir sangre contaminada como el que hay en la actualidad. Una vez que confirmaron el tipo de sangre de la víctima, buscaron a un donante con su mismo tipo de sangre que se ofreciera para hacer la transfusión. Por fin hallaron a un hombre que resultó ser vecino del herido.

El vecino se presentó con buena disposición en el hospital y ofreció su sangre. Pasó mucho tiempo acostado al lado de la víctima mientras la vida fluía de un cuerpo al otro. Durante todo ese tiempo, el herido no dijo nada en absoluto. El vecino que le donaba la sangre esperaba escuchar alguna expresión de gratitud, por sencilla que fuera. Pero sabía que el hombre acostado a su lado estaba muy enfermo, así que pensó que tal vez no pudiera decir nada.

Si bien la víctima perdió el brazo, por lo menos salvó la vida. Pero jamás le expresó ni la más mínima palabra de gratitud a su vecino, que le había salvado la vida al darle su propia sangre.

Pasaron los años, y el benefactor, ya anciano, comenzó a sentir deseos de acercarse a Dios. Mientras oraba de rodillas en el altar de una iglesia, se acordó de aquel vecino que nunca le había agradecido el haberlo salvado con su sangre. El viejo resentimiento le impidió la comunión con Dios. Sintió entonces que Jesucristo mismo le decía: «No olvides que tú mismo pasaste más de cincuenta años sin agradecerme a mí el favor de dar mi sangre por tu salvación. Si yo abrigara el resentimiento que te consume a ti, no podría darte paz, pues no la tendría yo mismo, ya que ninguno puede dar lo que no tiene. Pero yo no abrigo ningún resentimiento contra ti, a pesar de que no me tuviste en cuenta durante tantos años. Perdona a aquel ingrato y olvida ese viejo resentimiento.»

Reconociendo que más vale tarde que nunca, el vecino siguió el consejo que creyó que venía de Cristo mismo, y perdonó al prójimo por su ingratitud. Valiéndose de la sabiduría que suele acompañar a la vejez, aprendió la lección del divino Maestro, que se puso a su lado para transfundirle su sangre salvadora y darle paz, esa paz perfecta que sólo tienen aquellos que abandonan los resentimientos del pasado. Pues, como dice un refrán: «El hombre astuto, hasta de los males saca buen fruto.»

Fuente

Publicador
Publicadorhttps://www.elversiculodeldia.com/
Salvo por gracia ❤ Dios es bueno y para siempre es Su misericordia!

Libro Recomendado:

Un año con mi amigo fiel y verdadero: Jesús
365 días con la Palabra de Dios.

Un año con mi amigo fiel y verdadero: Jesús

es un libro devocional de lectura fácil que ofrece una lectura diaria de un versículo bíblico, acompañado de una breve reflexión y una oración que te inspirará a conectarte con Dios.

Este devocional diario es perfecto para aquellos que desean cultivar una relación más profunda con Dios a través de la lectura regular de la palabra de Dios y la oración.

Aquí puedes Comentar o Responder a esta Publicación

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Ayúdanos a compartir Su Palabra...

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15

WHATSAPP

Recibelo diario.

FACEBOOK

INSTAGRAM

TWITTER

YOUTUBE

PINTEREST

VIMEO

EMAIL (Suscripción)

Recibelo diario.

TELEGRAM

Recibelo diario.

TIKTOK

Recibelo diario.

CREAR POSTAL

Crea hermosa postal
Con tu versiculo favorito!

Dios nunca nos dejara ni desamparara, pero fácilmente nos alejamos de Dios. Recibe versiculos biblicos de la palabras de Dios y acercarte a Él. Te invitamos a unirse a nuestra confraternidad.