Es fácil reprochar, señalar, criticar y hablar mal de los demás, pero qué difícil es llamar a la persona y decirle: “Estaba equivocado, perdóname”, “Estoy contigo”, ¿Necesita ayuda? ¿No cocine, te llevaré comida?, “Toma estos dólares”, “Vamos a orar” “Ven que te ayudaré”. Qué fácil es hacer pedazos la reputación de alguien con unas cuantas palabras negativas y qué difícil es aceptar que fallaste yofrecer disculpas de lo que dijiste.
El verdadero hijo de Dios se humilla y ofrece disculpa, pero el malvado, el que no conoce a Dios, nunca acepta que falló, ni mucho menos pide perdón. Qué fácil es hablar mal de alguien sin conocer que esa persona pasó por situaciones amargas y debido a su pasado, él o ella, se conduce un tanto desconfiado/a con los demás, pero qué difícil es escuchar a esa persona y ofrecerle su amor ycompasión. Qué fácil es coger el celular y murmurar a una persona, pero qué difícil es hablar de los logros y cualidades que esa persona tiene. Qué fácil es enojarse y que difícil es disculparse.
Qué fácil es odiar y qué difícil es amar. Dios es amor y un corazón que no tiene amor no tiene al Espíritu Santo en su corazón. Muchos se disfrazan como ángeles de luz pero por dentro solo son lobos rapaces esperando que el hermano caiga y luego rematarlo con sus bocas. Los verdaderos hijos de Dios han muerto a la carne, se han sometido y creído en la esperanza de Dios y Dios les ha cambiado el corazón. “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).
El amor de Dios es un amor ágape. El amor ágape, es un amor incondicional que se entrega sin pedir nada a cambio. El amor de Dios en nosotros es sufrido, es benigno; no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7).
Sigamos el ejemplo de amor que nos dejó Jesús, que por Su gran amor murió por ti y por mí. Soportémonos los unos a los otros en el amor de Dios. En cuanto sea posible hagamos el bien cada día. Amarás A Tu Prójimo Como A Ti Mismo. No Hay Otro Mandamiento Mayor Que Éstos.” (Marcos 12:31 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2) (Colosenses 3:13/ (Efesios 4:2) Reina-Valera 1960 (RVR1960).
Por B. Flores
www.ministeriosdesanidad.org