Pastor, Jorge L. Cintrón Calzada
Mensaje para ser predicado en el Pabellón de Oración de la Primera Iglesia Bautista de Cayey, Puerto Rico el 19 de marzo de 2023
Tema: La gran revelación
Texto Bíblico: Hebreos 1:1,2
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.
Me impacta grande mente como comienza la carta a los Hebreos. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Esos versos puntualizan la divinidad de Jesús. Él es el resplandor de la gloria de Dios. Él es la imagen misma de la sustancia de Dios.
El vocabulario griego que se utiliza para hacer esas dos expresiones tiene una carga teológica muy grande. La versión de La Biblia Dios Habla hoy nos permite ver un poco mejor la carga teológica de esas dos expresiones. Su traducción es así: “Él es el resplandor glorioso de Dios. Él es la imagen misma de lo que Dios es”.
La Biblia presenta que Jesús – el Cristo- es Dios.
Juan 1:1-5, en la versión de La Biblia Dios Habla Hoy dice: “En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla”.
Pablo en la carta a los Filipenses señala: “Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:5-11, Versión Dios Habla Hoy)
La gran verdad revelada, de la fe cristiana es que Dios se hizo hombre en Jesucristo para traer salvación a los hombres.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)
Juan en su primera carta señaló que “el que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. (1 Juan 3:8)
Jesús vino para deshacer las obras del diablo
El enemigo más grande que ha tenido Jesús es Satanás.
Trató de matar a Jesús en su nacimiento a través de Herodes (Mateo 2:13-23)
Trató de vencer a Jesús en la tentación en el desierto (Mateo 4:1-11; Marcos 1:12,13; Lucas 4:1-13)
Trató de desviar a Jesús de su misión utilizando a Pedro. cuando le pidió que no fuera a Jerusalén. Jesús le tuvo que decir a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en la de los hombres.” (Mateo 16:23)
Retó a Jesús en la Cruz a través del ladrón que le dijo: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros” (Lucas 23:39)
Hebreos 1 señala que “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo
A través de la historia esa revelación de que Dios se haría hombre en Jesucristo para traer salvación a los hombres se fue mostrando
Jehová le dijo a la serpiente antigua luego del pecado de Adán y Eva: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3:15) La versión de La Biblia Dios Habla Hoy traduce esa profecía así: “Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.”
Pablo afirma al escribir a la Iglesia en Galicia: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.” (Gálatas 4:4,5)
La gran verdad revelada de la fe cristiana es que Dios se hizo hombre en Jesucristo para traer salvación a los hombres.
Tal vez una forma de sintetizar la gran verdad revelada de la fe cristiana es recordando esta antigua historia.
Tres (3) grandes árboles le pidieron a Dios que les permitiera escoger lo que habían de hacer con ellos si fueran derribados. Uno pidió ser un hermoso palacio. Otro pidió ser un hermoso barco que surcase los siete (7) mares. El último pidió no ser derribado para siempre, sino ser erguido para señalar al cielo.
Los tres fueron derribados. La madera del primer (1) árbol no fue utilizada para construir un gran palacio, pero si para hacer un establo donde naciera el bebé más hermoso que haya visto nacer la tierra. El segundo árbol fue utilizado para construir un barquito que fue botado en el Mar de Galilea y desde el cual un hombre dijo: “He venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” El último árbol fue cortado para hacer una cruz en la cual clavaron un hombre que exclamó: Consumado es. Desde entonces esa cruz ha señalado a los hombres el camino al cielo.
El día que Jesús nació en el establo de Belén una luz iluminó la historia de la humanidad. Las maderas de ese pesebre se convirtieron 33 años después en las maderas de una Cruz.
“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (I Timoteo 1:15)
La gran verdad revelada de la fe cristiana es una invitación a reconocer a Jesús como Salvador personal.
Si aún no has reconocido a Jesús como tu Salvador personal esta oración te puede ayudar a disfrutar esa salvación
“Padre, reconozco que soy pecador.
Acepto que Jesucristo es:
Tu Hijo, que es el hijo de Dios,
Que murió en la cruz por mis pecados,
Que Tú, Padre, le levantaste de los muertos.
Gracias Jesús por pagar el precio de mis pecados.
Perdóname y hazme una nueva criatura.
Lávame con tu sangre y entra en mi corazón.
Te entrego hoy mi vida.
Te recibo como mi Salvador y Señor.
Santo Espíritu ven a mi vida.
Capacítame para vivir cada momento de mi vida de acuerdo con la decisión que hoy he tomado.
En el nombre de Jesucristo he orado. Amen”