“Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.”
Deuteronomio 28:12
Si usted quiere saber cómo ser bendecido y prosperado en todo, lea Deuteronomio 28; pero le advierto también allí encontrará como llegan las maldiciones.
En el verso de hoy se resalta claramente una promesa de abundancia sobre todo aquello por lo que usted trabaja; pero algo que llama mi atención es que dice “Prestarás y no pedirás prestado”, esto lo podemos interpretar de la siguiente manera: quien tiene para prestar está en bendición; pero si usted es quien pide prestado, entonces no está en bendición.
Fíjese, si algo en la biblia dice que es una bendición entonces lo contrario a eso es una maldición.
Muchas personas, incluso cristianos tienen por costumbre pedir prestado. Piden dinero, artículos u otras cosas; pero esto no parece ser correcto. Pues nuestras peticiones deben ser siempre elevadas al trono de Dios. Cuando pedimos a alguien es porque no confiamos que Dios nos suplirá esa necesidad.
Pedir prestado no es bueno; y aun es más crítico no devolver lo que le prestaron. En este caso se vuelve robo. Si le parece exagerado examinemos esta situación: Si usted pide prestado medio millón de dólares en el banco; pero no los paga, ¿Qué le pasará? Probablemente sus bienes serán embargados y hasta podría ir a la cárcel. Es lo mismo si usted pide una licuadora a su vecina; pero se queda con ella y nunca la devuelve. La policía no vendrá a apresarle por la licuadora; pero satanás, que es peor que un policía vendrá a tomar posesión de cosas suyas porque usted está en falta ante Dios.
Ciertamente hay circunstancias donde usted pide algo momentáneamente para devolver de inmediato o en poco tiempo; pero igual debe tener cuidado que esto no se vuelva costumbre.
Si es usted una de esas personas que constantemente piden algo prestado, le exhorto a suspender esa práctica inmediatamente y sustitúyala por oraciones y ruegos a su Padre que está en el cielo y puede suplirle todo como bien dice en Mateo 7:11 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?”
Muchas veces Dios permite que nos falten cosas para que aprendamos a depender de Él, para probar nuestra fe o para darnos una lección de mayordomía. Practique vivir por fe confiando que Dios suplirá cada una de sus necesidades sin importar lo pequeñas que estas sean.
DECLARACION: ¡PRESTARE Y NO PEDIRE PRESTADO!
Oración: Señor yo creo en lo que dice tu palabra. Declaro para mi hoy todas las bendiciones de Deuteronomio 28. Suspendo todas las malas prácticas que me alejan de mis bendiciones, en el nombre que es sobre todo nombre, Jesús, Amen.
-Por: Mildred Natera