Cada buen maestro se debe asegurar de que sus alumnos aprendan el conocimiento que quiere entregar. Esto implica también que el alumno esta dispuesto a aprender y a practicar lo aprendido.
Jesús es el “maestro de maestros”, y en el evangelio de Lucas 8:10, él dice: “A ustedes se les ha concedido que conozcan los secretos del reino de Dios…”. (NVI)
Estas fueron palabras para Sus discípulos en aquel entonces; pero también para Sus discípulos de estos tiempos.
¡Qué gran promesa!, el Señor está diciendo que “se nos darán a conocer los misterios del Reino de Dios”.
Ahora, la clave que desbloquea esos tesoros se encuentra en, Lucas 8:11, cuando Jesús cuenta la parábola del sembrador y luego les explica a sus discípulos que la semilla en la parábola es la Palabra de Dios.
Jesús “el verbo hecho carne” es por quien se nos han dado conocer los misterios del Reino de Dios; es decir, que al recibir a Jesús en el corazón y meditando en la Palabra de Dios constantemente, esta se convierte en una poderosa semilla, la cual echará raíces profundas en un suelo fértil; lo que significa es que “la Palabra de Dios que se ha sembrado en tu corazón se hará realidad en tu vida”.
Te puedes preguntar ¿Cómo veo que esto pueda ocurrir?, la respuesta es, “por tu fruto”.
Porque la verdad es que no se necesita ver la semilla, para saber lo que se ha plantado, porque el fruto nos revelará cuál fue esa semilla sembrada.
Por ejemplo, si vemos pepinos, sabremos que se plantaron pepinos, y no hay dudas; alguien puede insistir en que se plantaron tomates, pero si vemos pepinos, sabremos con certeza de que no se plantaron tomates.
Porque el fruto que se produce habla de la semilla que se ha plantado.
Es así en la vida del Cristiano, es decir, que el fruto espiritual de nuestras vidas revelará lo que creemos acerca de Jesús.
Lo que hacemos refleja lo que hay en nuestro interior.
Así que, si tú has sembrado la “semilla de la Palabra de Dios” y la cuidas practicándola, entonces tu fruto será espiritual, reflejará la manifestación de quien es el Señor y de lo que Él quiere para ti.
En la Parábola del Sembrador, aprendemos sobre el resultado de vidas que tuvieron la oportunidad de conocer a Jesús, pero que no fueron terreno fértil, por lo tanto, la raíz de la Palabra de dios no penetró profundamente, dando como resultado plantas marchitas, que se queman fácilmente por el sol, o también serán como semillas que son devoradas antes de echar raíces, así como plantas que son asfixiadas por los espinos.
Tenga en cuenta que la semilla de la Palabra de Dios, si cae en un buen terreno, uno que intencionalmente está bien cuidado dará fruto de bendición. Acepta la Palabra de Dios, permítete ser un “buen y fértil terreno” para que expreses lo que Dios quiere en tu vida, sabiendo que este fruto requiere de dedicación, obediencia y paciencia para que brote el resultado esperado.
Oremos “Amado Señor, gracias porque Tu Semilla es incorruptible y permanece para siempre. Gracias porque Tu Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Gracias por permitirnos enfocarnos en Tu Palabra y dejar que el conocimiento sobre Jesús se convierta en una creencia profundamente arraigada a medida en que me revelas misterios sobre Tu Reino, y que nuestras vidas dan fruto para Tu gloria, lo oramos en el Nombre de Jesús, Amén”
Buen Dia
Juan C Quintero
www.buendiatodoslosdias.com