Hay ocasiones que puedes pensar que te faltan fuerzas físicas y que tu ánimo está muy decaído; recuerda que también Dios te creo con un espíritu. El espíritu del creyente es el que debe gobernar su vida no su cuerpo ni su estado de ánimo. Medita en Dios en esos momentos; toma fuerza y renueva tu ánimo decaído; porque el gozo del Señor tu fortaleza es. El Señor te fortalecerá y hará que tus pies alcancen las alturas. Además, recuerda que cuando Cristo está en tu vida con Él todo lo puedes porque Él es tu fortaleza.
