Dios es Dios de bendición. Todo lo bueno procede de Él. A nuestras vidas llegan cosas que nos dañan; eso no procede de Dios. ¿De dónde proceden? Son consecuencia de nuestras desobediencias a los decretos divinos y/o artimañas del enemigo para tratar de robarnos las bendiciones que Dios nos ha dado. Siempre la bendición de Dios es sobre los que le buscan (Jorge L. Cintrón)