“… Y el pueblo de Israel también comenzó a quejarse: «¡Oh, si tuviéramos un poco de carne! —exclamaban—…… ¡Pero ahora lo único que vemos es este maná! Hasta hemos perdido el apetito».” Números 11:4,6
El amado pueblo de Dios estaba en el desierto, ya liberados del yugo de la esclavitud en Egipto. También eran testigos del milagro de recibir el maná cada día y sin falta.
Seguro que los primeros días de recibir el maná todos se maravillaban y daban gracias a Dios; pero ya había pasado la novedad, ahora no resultaba suficiente.
Antes de juzgar este pueblo analicemos cuanto es el parentesco con nuestra manera de actuar al dar por sentado aquellas bendiciones que Dios nos entregó.
¿Recuerdas cuanto anhelabas ese matrimonio? Pero ahora te resulta tedioso y no quieres hacer nada por rescatarlo.
Y con cuanta pasión rogaste por ese empleo; sin embargo ahora sufres porque la monotonía te aburre.
¿Cuál es el tedio que te agobia?
Es cierto que no debemos ser conformistas; pero no menos cierto es que debemos ser agradecidos por lo que tenemos y dejar de añorar con dolor lo que nos falta.
Hay algo que debes hacer en lugar donde Dios te puso y tienes todo lo que se necesita para superar esa situación personal. Pon tus ojos en la solución y no en el obstáculo.
Da gracias por todo y entrega a Dios tus anhelos porque cuando el Señor te prepare estarás listo para recibir.
Ten en mente siempre que a quien es fiel en lo poco Dios lo pone en la abundancia.
Oración: Señor te pido perdón por las veces que me he quejado de las cosas que tú me suples, perdonarme por no valorar lo que tengo y perdóname por sólo enfocarme en lo que no tengo o me ha sido quitado. Te ruego que me ayudes a ser agradecido y apreciar todo lo que me suples, en el nombre de Jesús. Amen.
Mildred Natera