No Sois Vuestros
Una niña que se llama Dorita hablaba con su padre un día y dijo, quisiera tener dinero para poder dar una ofrenda a Dios, pero no tengo.
Su padre contestó:
-Dios no espera que le des lo que no tienes, pero hay otras cosas además del dinero que puedes dar a Dios. Tomó un libro negro del estante y pidió a Dorita que leyera en voz alta cierto pasaje.
Entonces El se lo explicó en la siguiente manera:
-He ido a Dios en este día y me he entregado a El, todo lo que soy y todo lo que tengo; ahora, ya no pertenezco a mí mismo. No tengo derecho a este cuerpo ni a ninguno de sus miembros; ningún derecho a esta lengua, a estas manos, a estos pies, a estos ojos y oídos; me he entregado a El. Estas son las palabras de un hombre querido que vivió hace mucho tiempo y ahora está en el Cielo. ¿Ves, Dorita, lo que tienes que puedes dar a Dios?
La niña permaneció en silencio mientras tanto miraba sus pies y sus manos. Al fin dijo en una voz muy suavecita, no creo que Dios los desea.
Su padre le contestó:
Sí los desea, y El te está mirando ahora mismo para ver si tú quieres entregarlos a El o no. Si los entregas a El, tendrás cuidado que tus manos y tus pies nunca hagan nada malo y los enseñarás a hacer todo lo bueno que puedas. Si no los entregas a Dios, ellos sin duda se portarán mal y entrarán en dificultades.
-¿Y papá, tú has entregado los tuyos a Dios?
-Sí, hace mucho tiempo.
-¿Y estás contento de haberlo hecho?
-Sí, muy contento.
Dorita estaba muy quieta; no comprendía todo lo que significaba esto.
-Si entregas tu lengua a Dios, no la dejarás hablar palabras torpes, o de enojo o decir mentiras o cualquier cosa que entristezca al Espíritu Santo de Dios.
-Bueno, creo que voy a entregarle mi lengua, dijo Dorita.
-Y si entregas tus manos a Dios, las vigilarás, y las cuidarás para que no toquen las cosas que no te pertenecen. No permitirás que estén perezosas, pero las mantendrás ocupadas haciendo las cosas que agradan a Dios.
-¡Entonces, también le entregaré mis manos!
-Y si le das tus pies, nunca permitirás que te lleven a lugares donde no debieras ir, y si le entregas tus ojos, nunca permitirás que miren una cosa que a Dios no le gustaría ver si El estuviera a tu lado.
Pero ahora, he dejado lo más importante para el final, y eso es lo de entregarte a ti misma a Dios, porque estoy seguro que si tú te entregas a El, le pertenecerás a El completamente, y no querrás negarle nada.
Entonces se arrodillaron juntos y el padre de Dorita oró a Dios pidiendo su bendición sobre todo lo que habían hablado y que El la ayudara a rendirse al Señor Jesucristo.
“Así que…os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios,
que es vuestro racional culto.”
(Romanos 12:1)
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,
el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios,
y que no sois vuestros?
Porque comprados sois por precio;
glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu,
los cuales son de Dios.”
(I Corintios 6:19, 20)
Enviado por: Vanessa Andujar, Rep. Dom.