¿Conoces a alguien que complique las cosas simples?; seguramente que sí. Con esto me refiero a que hay personas que para decir algo corto cuentan una historia larga y le dan vueltas innecesarias al tema; o quienes reciben una instrucción pero que confunden o complican la tarea.
Considero que esto también ocurre a nivel de nuestra fe como cristianos.
Porque Dios nos ha dado instrucciones simples y claras, que incluso, pareciera que fueran demasiado buenas para ser verdad; por lo tanto, algunos le han agregado más reglas y requisitos hasta que seguir a Dios pareciera algo, o muy difícil, o imposible de hacer.
Pero también, cuándo en las Escrituras claramente se nos entrega una ordenanza, muchos comienzan a sentirse que están demasiado ocupados, o tal vez demasiado cansados para hacer aquello que es verdaderamente vital, como lo es “presentar a Jesús como el único camino al cielo”.
Podemos resumir todo lo que Dios quiere de nosotros con estas sencillas instrucciones, “ámalo todo tu corazón y alma, sírvele con pasión, y guarda Sus mandamientos”.
Jesús reforzó esta enseñanza recordándole y pidiéndole a sus seguidores sobre la forma en que deben mostrar su amor por Dios, tal y como aparece registrado en la Biblia, en el evangelio de Marcos, capítulo 12, versos 30 al 31, que dicen, “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que estos” (NVI) ; y reafirmo la importancia de ser obedientes a Su Palabra, en Juan 14:15, cuando dijo, “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos”. (NVI)
Vale la pena que nos hagamos las siguientes preguntas, ¿Cuánto de lo que hacemos todos los días nos la ha pedido Dios, o es simplemente voluntad personal?; ¿Cuánto he complicado las cosas de Dios que te sientes incompetente para cumplirlas?; ¿Cuántas veces le he huido al llamado de Dios, sacando excusas?
Si respondes con honestidad a estas preguntas podrás identificar tu nivel de obediencia al Señor
La realidad es que cuando nos enfocamos en las cosas que Dios no nos pidió, el resultado final será cansancio, esfuerzo inútil, desilusión y una sensación de vacío interior.
Que sea este el momento en el que tomes las decisiones que te lleven a cumplir con lo que Él nos pide, es decir, que, sin complicar las cosas, tú “ames al Señor todo tu corazón y con toda tu alma, que le sirvas con pasión, y que guardes Sus mandamientos”; así te ira bien en todo lo que hagas.
Oremos “Amado Señor, hoy reconozco que tengo la tendencia a ver las cosas tuyas como algo mas complicado de lo que Tu me has mostrado. Recibo el llamado de atención de hoy para que pueda amarte verdaderamente con todo mi corazón, con mi mente, con mis fuerzas y mi alma. Te pido que me ayudes a servirte con pasión, también que me des sabiduría para hablar de Ti a otros, demostrando de esta manera que los amo como tu me pides, pero que también pueda ser obediente a todo lo que me pides, lo oro en el Nombre de Jesús, Amén”
Versículo “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos”. Marcos 12:30-31 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
www.buendiatodoslosdias.com