El temor de Jehovah es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.
Escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la instrucción de tu madre; porque diadema de gracia serán a tu cabeza y collares a tu cuello.
Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas.
Si te dicen: “Ven con nosotros; estemos al acecho para derramar sangre y embosquemos sin motivo a los inocentes; los tragaremos vivos, como el Seol, enteros, como los que descienden a la fosa; hallaremos riquezas de toda clase; llenaremos nuestras casas de ganancias; echa tu suerte con nosotros; tengamos todos una sola bolsa…”
Hijo mío, no andes en el camino de ellos; aparta tu pie de sus senderos, porque sus pies corren al mal y se apresuran a derramar sangre.
Proverbios:1:7-16