Mi Fe esclarece mi razon
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios. – Hebreos 11:3.
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman… Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu. – 1 Corintios 2:9-10.
El Dios eterno, todopoderoso, vino a esta tierra como un niño… luego fue un modesto carpintero… Sufrió una muerte atroz en la cruz… Y después resucitó… ¿Por este medio Dios podría declararme justo? ¿Por la muerte de su Hijo? Mi razón se resiste: ¡Imposible!
Sin embargo, estas afirmaciones atestiguan la existencia de un Dios digno de este nombre. No es un Dios a mi medida, ni el producto de mis ideas. Él es el Dios cuyos pensamientos superan totalmente lo que puedo imaginar. Entonces abandono mi pretensión de hacer de mi razón el juez final. Humildemente escucho a Dios, quien habla en la Biblia e incluso propone pruebas a mi inteligencia: el milagro de la creación, el de la resurrección de Jesucristo y tantas profecías cumplidas…
Así mi fe esclarece mi razón. Transforma mis pensamientos más recónditos, mis secretas creencias, y todo mi comportamiento afectivo e intelectual. No creo sin comprender, sino que creo a fin de comprender y aceptar los pensamientos de Dios.
Así mi inteligencia se activa en el descubrimiento del plan de la gracia de Dios que se concretiza en Jesucristo. Él es “el primero y el último”, el hombre humillado y el Hijo de Dios. Desde que lo acepté como Salvador personal, su presencia de amor me esclarece y me consuela cada día.