El Señor es tu fortaleza! Esta Palabra de Dios es para ti…
No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.
La angustia abate el corazón del hombre,
pero una palabra amable lo alegra.
Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.
No se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa.
Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.»
Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración.
Entonces dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir.
El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!»
El Señor es refugio de los oprimidos;
es su baluarte en momentos de angustia.
Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. ¡En ti confío!
El Señor no rechaza al afligido, no desprecia a los que sufren, ni esconde de ellos su rostro; cuando a él claman, les responde.
Dios escucha a los suyos y los libra de su angustia.
Dios siempre está cerca para salvar a los que no tienen ni ánimo ni esperanza.
Tú me hiciste pasar por muchos aprietos y problemas, pero volverás a darme vida:
¡de lo profundo de la tumba volverás a levantarme! Me darás mayor poder, y volverás a consolarme.
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
Cuando me encuentro en problemas, tú me das nuevas fuerzas.
Muestras tu gran poder y me salvas de mis enemigos
El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre.
Nos hace sufrir, pero también nos compadece, porque es muy grande su amor.
El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.
amen padre amado te amo y te necesito