Me gustaria quedarme un poco mas!
Por tanto, acordaos de que… en aquel tiempo estabais sin Cristo… sin esperanza y sin Dios en el mundo. – Efesios 2:11-12.
El 19 de diciembre de 1996 murió en París el actor italiano Marcello Mastroianni. Para él se apagaron por siempre las candilejas que lo alumbraron a lo largo de su vida. Había demostrado sus dotes de actor durante 50 años de incansable trabajo y había logrado algo con que la mayoría sólo puede soñar: ser uno de los grandes de este mundo, honrado, frenéticamente aplaudido y envidiado por muchos.
Pero también le llegó la muerte: tenía cáncer. A los 72 años tuvo que despedirse del escenario de este mundo. Había caído el último telón. Poco antes de su muerte, dijo: –Cualquier prolongación de la vida me sería un consuelo. La idea de desaparecer me irrita mucho, porque no tengo una fe que me pueda ayudar. Aunque ya desaparecí a medias, me gustaría quedarme un rato más. Sí, me gustaría quedarme todavía un buen rato.
Este hombre célebre pasó a la eternidad sin consuelo y sin Salvador. Lo había conseguido todo en este mundo, pero había perdido todo en cuanto al más allá, porque no conocía a Jesucristo como su Salvador y Señor. No creía en el Hijo de Dios, el único que podía borrar la mancha y pagar la deuda por sus pecados, ya que dijo: –No tengo una fe que me pueda ayudar.
Esto debería ser una seria advertencia para cada uno de nuestros lectores que vive aún sin esperanza y sin Dios, para que sin tardar acuda al Señor Jesucristo. No deje pasar esta oportunidad, pues no sabe qué será de usted mañana.
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintos 6:2).