Dios… nos ha hablado por el Hijo… el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia.
Hebreos 1:2-3
Jesús… anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Hechos 10:38-39
La Palabra de Dios nos habla de Jesús en términos dignos de la más grande atención. El evangelio según Juan empieza con esta declaración: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). En el mismo evangelio Jesús afirma a sus discípulos: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Más tarde el apóstol Pablo habla de Jesús como “la imagen del Dios invisible”, y añade: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 1:15; 2:9).
Dios mismo dio testimonio de Jesús desde el seno de una nube iluminada: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mateo 17:5). Estas afirmaciones tienen una importancia considerable para cada uno de nosotros. Antiguamente Dios se dirigía a los hombres de diversas maneras, por ejemplo mediante el espectáculo de la naturaleza, a través de los profetas… Pero hasta el nacimiento de Jesús, nadie había visto a Dios con sus propios ojos. Ahora bien, los testimonios que se dieron sobre él son serios e indiscutibles: Dios en persona fue hecho visible y totalmente revelado en este hombre, Jesucristo.
¿Quiere usted conocer a Dios, lo que es, lo que piensa de los hombres, de su estado pecaminoso, de sus sufrimientos, y qué respuestas da? Entonces lea los cuatro evangelios. Vea cómo vivió este hombre entre los hombres. El Evangelio es la revelación del Hijo de Dios que vino a amarnos y a salvarnos.
(continuará)
Génesis 27 – Mateo 15:21-39 – Salmo 16:7-11 – Proverbios 4:20-27
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