Mucho se habla sobre “La gracia de Dios”, pero poco se profundiza sobre el tema. La realidad es que la Gracia de Dios, es mucho más que “el favor inmerecido que recibimos” la cual es una definición muy usada en la actualidad.
Gracia tiene que ver con poder, también con la capacidad para que el ser humano pueda realizar su ministerio, tiene que ver con un regalo de Dios y mucho más.
Pero en donde quiero colocar especial énfasis es en la declaración del carácter gratuito de la gracia con el que el apóstol Pablo expresa el concepto de la salvación en Efesios 2:8-9, cuando dice “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (NVI)
La máxima expresión de la Gracia de Dios está dada en Jesús, Él vino a salvarnos, para mostrarnos el camino al cielo y para ese propósito murió en la cruz, y resucitó para dar testimonio del poder de Dios.
Nadie puede llegar al cielo por sus propios medios, se necesita tomar la decisión de aceptar el regalo de la vida eterna comprado por la sangre por Jesús, y como dice el verso, que no puede ser dado por obras, sino por la fe puesta en el Señor.
Gran poder les llegó a los discípulos luego de la partida de Jesús cuando fueron llenos del Espíritu Santo para continuar la obra de llevar las buenas nuevas del evangelio a toda la tierra. En el libro de Hechos de los apóstoles, capítulo 4, verso 33 dice “Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos.”
Aquí la Gracia de Dios es un poder para predicar, poder para que el testimonio de la resurrección de Jesús fuera el motor para que la Iglesia se expandiera por todas partes.
Ese poder está disponible hoy para todos los cristianos.
Si auténticamente predicamos el evangelio, si cumplimos con la gran comisión asumiendo el compromiso de ser verdaderos cristianos que creemos en la vida eterna, entonces, al igual que con los apóstoles, la Gracia de Dios traerá el poder para convencimiento de salvación.
Oro para que cada cristiano en cualquier latitud del mundo reciba la revelación y se apasione por alcanzar más almas para Cristo, no para gloriarse de manera personal, sino para ser testimonio del poder de Dios, para obedecer al mandato de predicar el evangelio y para dejar una huella inolvidable, una que permita que muchos, tal vez miles lleguen al conocimiento de la verdad.
¿Aceptas el llamado?, ¿te comprometes con la comisión dada por Jesús de predicar el evangelio?
Oremos “Amado Señor, gracias por tu gran amor. Hoy oramos para que tu Gracia abunde en todos nosotros, todos los días, oramos para que el Espíritu Santo obre en cada uno de nosotros con poder para predicar el evangelio de la salvación y del arrepentimiento de los pecados, y así ser testimonio de la resurrección de Cristo. Señor que por tu Gracia seamos cristianos que vivimos en la victoria que prometes, lo creemos y declaramos en el Nombre de Jesús, Amén”
Versículo, “Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos.” Hechos 4:33 (NVI)