Hacer callar la contienda interior
Mis pensamientos no son vuestros pensamientos; ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Isaías 55:8-9
Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella.
Proverbios 20:3
Un colega a quien yo hablaba de la Biblia reconoció haber leído algunas porciones de ella. Sin duda para justificarse agregó: –Lo que me molesta en la Biblia es que Dios haya escogido un pueblo para revelarse a la humanidad. Entonces le pregunté simplemente:
–¿Cómo habrías hecho tú en el lugar de Dios? ¿Habrías elegido dos pueblos, tres pueblos, o todos los pueblos? Después de un corto silencio me respondió: –En realidad no lo sé.
Esta respuesta fue muy instructiva para mí, no sé si también lo fue para él. Me di cuenta de que controvertir un punto de la Biblia equivalía a ponerse en pensamiento en el lugar de Dios, y esto sin tener la altura de la percepción divina, lo cual no es más que una pretensión insensata. Por eso ahora, cuando me viene a la mente un pensamiento crítico, me digo: No estás en el mejor lugar para saber lo que hubiese sido necesario hacer; permanece en tu nivel. ¡No seas pretencioso! Y trato de permanecer en mi lugar, confiado en Dios mi Salvador. Él es Dios y yo soy su criatura.
Con esta actitud constato que los pensamientos de Dios están totalmente por encima de lo que puedo imaginar. ¡Son absolutamente más grandes y más hermosos! ¡Cuán bueno es Dios por haberse revelado a nosotros en su Palabra! No nos dejó con nuestras ideas. Nos atrae a él, hacia el amor y la luz.