Mirad que no desechéis al que habla… al que amonesta desde los cielos.
Hebreos 12:25
Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
Lucas 11:28
No necesito agacharme para leer la inscripción que aparece en el paquete de cigarrillos tirado en la alcantarilla: «Fumar mata». Lo que me llama la atención es que dicha inscripción no impidió al propietario de ese paquete fumarse todos los cigarrillos. Tal vez piense que esta advertencia es exagerada, o que sólo se dirige a los demás, a los que fuman «demasiado».
Igualmente hay muchas personas que dudan de las advertencias que Dios les hace por medio de la Biblia. Sin embargo, Dios deja bien claro lo que sucederá con cada hombre: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
Quizás alguien lea hoy este mensaje ligera y distraídamente, como lo ha hecho hasta ahora, pensando que eso no es para él, sino sólo para los «grandes pecadores». Entonces debe saber cuál es la terrible desgracia que le espera. O tal vez usted se siente tan sumergido en el mal que no tiene ninguna fuerza para salir por sí mismo. Confíe sencillamente en Dios: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Sí, el pecado conduce inevitablemente a la muerte eterna, ¡pero la fe en Jesucristo da la vida eterna!
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).