Excusas

Excusas de algunas personas para no querer aceptar la salvación – Excusas para no aceptar a Cristo

Estas son algunas preguntas o excusas que las personas tenemos para no aceptar la salvación que nos ofrece el Señor Jesucristo; también encontraras la respuesta apropiada.

 

1 – Todavía hay mucho tiempo para ser salvo

Pensar que uno tiene mucho tiempo para ser salvo, no tiene fundamento, pues, cada año, miles de personas mueren repentinamente, sea de muerte natural o por asesinato. Los derrames cerebrales destruyen instantáneamente la mente de muchos miles más. Si usted muere en sus pecados, ¿qué excusa tendrá cuando esté delante de Dios, ante el gran trono blanco? (Apocalipsis 20:11-15). ¡No crea las mentiras de Satanás!

El tiempo es corto. Puede ser que la eternidad esté a la vuelta de la esquina para usted. ¿Se atrevería a no ser salvo, tan siquiera hasta mañana? Quizás Dios le diga esta noche: “Necio, esta noche vienen a pedir tu alma” (Lucas 12:20). ¡Entonces será demasiado tarde! Todo lo que le quedará por delante será el infierno eterno, ¡terrible consecuencia por haber aplazado el momento para ser salvo!

2 – No importa lo que crea, siempre que sea sincero
He aquí lo siguiente: un hombre, al sentirse mal, fue a buscar medicamento. Pero, por equivocación, tomó un frasco de veneno e ingirió algo de su contenido. Una hora más tarde murió sufriendo terribles dolores. ¿Se salvó porque creía que era medicamento? Estaba realmente equivocado y, como consecuencia, murió.

La salvación o condenación de una persona depende de lo que ella crea. Si cree a Dios, será salva eternamente, pero si cree las mentiras de Satanás, pasará la eternidad en el infierno. “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es caminos de muerte” (Proverbios 14:12).

“El que cree en el Hijo (Jesús) tiene vida eterna, pero el que desobedece (no está sujeto) al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

El Señor es el único camino para ir al cielo, a Dios. También es la verdad, el que saca todas las cosas a la luz, tales como son a los ojos de Dios. Por Jesús sabemos qué es el bien, el mal, el hombre, el mundo y Dios mismo. Él es la vida, necesaria para disfrutar de todo lo que Dios nos reveló. Por eso Jesús dice: “Nadie viene al Padre sino por mí”.


3 – Nunca en mi vida le he hecho daño a nadie

¿Quiere usted decir que nunca ha tenido un mal pensamiento, ni ha mentido, ni ha tratado de engañar a nadie? ¿Ha amado a Dios con todo el corazón, alma, fuerza y mente? ¿Ha amado a otros como a usted mismo? Esta es la perfección que Dios requiere (Lucas 10:26-37). Por supuesto, nadie puede vivir una vida tan perfecta. Usted tiene que admitir que ha pecado y Dios dice: “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4), y: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Por lo tanto, ¿por qué no toma su lugar como perdido y derrotado ante los ojos de Dios y deja de excusarse o tratar de cubrir sus pecados? No se los puede esconder a Dios.

4 – ¿Cómo puede salvarse uno?
La respuesta es que Cristo “se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:6). Jesús “llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). Dios “al que no conoció pecado (Jesús), por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). La justicia de Dios está satisfecha, no con lo que usted ha hecho, sino con lo que Cristo hizo por usted. Teniendo como base la obra que el Señor Jesús cumplió en la cruz, Dios le ruega que acepte su salvación gratuita, completa y presente, antes de que sea demasiado tarde.


5 –
Le daré la vuelta a la página y empezaré de nuevo
Aunque tan sólo pudiera doblar la página y empezar otra vez, ¿qué de los pecados de antes? A un niño en la escuela se le regó la tinta en la página de un libro. Rápidamente pasó a una página limpia y decidió tener más cuidado en el futuro. Pero la mancha quedó ahí y cuando la maestra lo vio, lo castigó.

Puede ser que durante un tiempo usted tomara licor, usara palabras sucias, mintiera, o tuviera malos hábitos. Pero luego, hizo borrón y cuenta nueva, y se volvió una persona «regenerada», como dice el mundo. Sin embargo, esta nueva conducta jamás puede quitar la desobediencia pasada. No es tomar buenas decisiones o reformar su vida a costa de grandes esfuerzos, lo que podrá salvarle. Hace falta pasar por el nuevo nacimiento. El Señor Jesús dice: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:3-7). Usted debe llegar a ser una “nueva criatura” en Cristo Jesús.


6 – Dios es demasiado misericordioso como para castigar a los pecadores

Satanás trata de hacerle creer a la gente que Dios no va a mandar a nadie al infierno; a lo menos, no por mucho tiempo.

Es verdad que Dios es misericordioso; pero al mismo tiempo es santo y justo y jamás podría ser misericordioso a costa de su justicia. Si bien Él es paciente, “misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;…de ningún modo tendrá por inocente al malvado” (Éxodo 34:7). Él no puede permitir que el pecado continúe sin castigo.

Dios puede perdonar a los pecadores culpables sólo a través de la muerte de Cristo Jesús en la cruz. Allí “la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Salmo 85:10). El pecado ha sido perfectamente quitado, y el pecador que cree queda perfectamente justificado “por la sangre de la cruz” (Colosenses 1:20). No obstante, el que se niega a aceptar la vida eterna recibiendo al Señor Jesús como su Salvador, “morará con el fuego consumidor” eternamente (Isaías 33:14). Apocalipsis 20:15 nos dice que “el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (al infierno). “El que desobedece (no está sujeto) al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

7 – Haciendo lo mejor que pueda, me salvaré
¿Puede usted decir sinceramente que siempre ha hecho lo mejor que podía para Dios? ¿No le ha pasado a menudo que ha hecho lo que no debía y dejado de hacer lo que debía hacer? Un solo pecado es suficiente para condenarlo. Dios dice que “todos nosotros nos descarriamos como ovejas” (Isaías 53:6) y que “no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmo 14:3). Usted tiene que admitir delante de Dios que está arruinado, que es un pecador impotente. Deje de tratar de ganarse la salvación y acepte el regalo gratuito de Dios creyendo en Cristo. “Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).


8 – ¿Estoy verdaderamente perdido?
¿Se ha visto usted como un pecador perdido en camino al juicio y al infierno? Por favor, hágale frente a esa pregunta honestamente. ¿Está usted salvador o perdido? Si tuviera que encontrarse con Dios dentro de un minuto, ¿estaría listo, o todavía alega alguna excusa para no ser salvo? La rectitud y justicia de Dios demanda pago por sus pecados. Pero Cristo “vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Tome el lugar de pecador perdido, aprópiese del Salvador de los pecadores como su propio Sustituto y Salvador personal, y será salvo eternamente.

Si usted no está convencido de su culpabilidad ante Dios, si no está horrorizado ante la perspectiva del juicio por venir, rechaza ese mensaje como si no le fuese dirigido. Quizá piense usted que no tiene ninguna necesidad. No podemos más que advertirle de forma apremiante que su camino de propia justicia le conduce a la perdición. Póngase, pues, a la luz de Dios y véase tal como es.

Cambie de dirección, arrepiéntase mientras aún hay tiempo.
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

 

9 – ¿No son suficientes las buenas obras?
El diablo, Satanás, el enemigo de Dios y del hombre, confunde a las almas por medio de falsas doctrinas que propaga en el mundo, con la intención de persuadirnos de que no somos salvos por la fe, sino por medio de las obras. Es, pues, muy importante aclarar el punto a la luz de las Sagradas Escrituras, para que se sepa con toda certeza que la salvación se consigue por la fe, sin obras de la ley (Romanos 3:28).

El sistema de salvación por medio de las obras agrada al hombre porque en él encuentra un elemento para gloriarse, creyéndose capaz de lograr por sí mismo su salvación. Recibir la salvación como un don de Dios humilla al hombre que quiere adquirirla y no recibirla gratuitamente. Por tal razón tantas almas se privan de la salvación que se forjó completamente en la cruz del Calvario y que ahora ofrece Dios, gratuitamente, a todo aquel que cree en Él.

La Biblia nos muestra que una persona que no ha sido salvada no puede agradar a Dios con sus buenas obras. Pero desde el momento en que es salva, en todo debería obrar para la gloria de Dios.

Las buenas obras se edifican sobre la base del amor y la fe en el Señor Jesucristo. Una vez que usted cree en el maravilloso amor de Dios manifestado en el Señor Jesús, anhelará trabajar por Él en agradecimiento por lo que Él hizo por usted.


10 – Es muy difícil ser cristiano

Alguien dijo que había tratado de ser cristiano una y otra vez, pero siempre había fallado. Creía que era muy difícil vivir la vida de cristiano. Pero llegar a ser cristiano no es difícil si usted acepta la forma de salvación de Dios. Deje de tratar de salvarse por sus propios esfuerzos. Cristo terminó el gran trabajo de perdón y satisfizo la justicia de Dios. Él ya castigó a Cristo, de modo que no puede pedir nada más de los que lo acepten como su Salvador y Sustituto. Todo lo que necesita hacer para ser salvo es creer en el Señor Jesucristo, porque Él es quien hizo todo el trabajo y es capaz de “salvar perpetuamente’ (Hebreos 7:25).

A veces es difícil vivir la verdadera vida cristiana después de la salvación; pero, ¿cuál paga mejor? El Señor Jesús dijo: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hechos 13:5). Pero si usted escoge servir a Satanás, tendrá que darle la espalda al que quiere ser su mejor Amigo. Tendrá que despreciar Su gran salvación, resistir al Espíritu Santo e irse de cabeza al infierno eterno.

“Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro” (Mateo 6:24). Cuando el corazón se apega al mundo, abandona a Dios. Volvámonos a Dios, nuestro Padre celestial, quien satisface todas nuestras necesidades.

11 – No puedo dejar los placeres del mundo
Hasta que usted sea salvo, Dios no le pide que deje los placeres del mundo. El deseo de Dios es que reciba por fe a Cristo en su corazón, y luego Él le salvará tanto del castigo como del poder del pecado. Dios quiere salvarle ahora mismo, tal como es. No tiene que dejar el mundo antes de convertirse. Después de ser salvo querrá dejar de hacer lo que a su nuevo Amigo le desagrada.


12 – No quiero ser triste y melancólico

Algunas personas piensan que los cristianos tienen caras largas y vidas tristes. Esta es una de las mentiras más grandes de Satanás. La verdadera y duradera felicidad es la parte de todo cristiano. ¿Puede entristecerme saber que mis pecados están perdonados y que voy a pasar la eternidad con el Señor Jesús en el cielo?

¿Cómo se sentirá un criminal condenado cuando se le perdona: contento o triste? El cristiano es feliz porque está libre del pecado, del juicio y del infierno. La Biblia dice: “Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor” (Salmo 144:14). “En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).


13 – Hay tantos hipócritas

No es justo llamar «hipócritas» a todos los cristianos sólo porque algunos dicen ser cristianos aunque no se portan como tales. Si se razonara de esta forma, habría que llamar a todos los cajeros «ladrones» porque a algunos los han cogido robando. Hipócritas son aquellos que profesan ser lo que saben que no son. El hecho de que alguien pretenda ser cristiano no quiere decir que lo sea de verdad. Pero, prueba que el cristianismo debe ser bueno, porque los hombres no anhelan ser algo que no valga la pena. Si, por otra parte, algunos verdaderos cristianos son inconsecuentes, ¿es ésa una excusa válida para que usted no sea salvo?


14 – Hay tantas opiniones diferentes

Es posible que haya oído decir: «Yo no sé qué creer, hay tantas opiniones diferentes…»
¡Eso es cierto! Por eso es importante que nos dejemos guiar por completo por la Biblia, la segura Palabra de Dios. Sólo hay un medio de salvación, el cual está expuesto en la Biblia. Una joven que se estaba muriendo de tuberculosis pidió a varias personas sus opiniones acerca de la salvación. Alguien le dijo que «orara», otro que consiguiera la salvación por «buenas obras»; el tercero, un cristiano, le dijo que él tenía algo mejor que su propia opinión: ¡tenía la opinión de Dios! La joven aprendió que lo que tenía que hacer para ser salva era creer en el Señor Jesucristo, y así lo hizo.

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