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Lamentaciones 3

Comentarios Bíblicos de Matthew Henry de Lamentaciones 3

CAPÍTULO III

El fiel lamenta sus calamidades y tiene esperanza en las misericordias de Dios.

Vv. 1-20. El profeta relata la parte más sombría y desalentadora de su experiencia y cómo halló apoyo y alivio. En el tiempo de su prueba el Señor se había vuelto terrible con él. Fue una aflicción que era la miseria misma; porque el pecado hace de la copa de aflicción una copa amarga. La lucha entre la incredulidad y la fe a menudo es severa. Pero el creyente más débil se equivoca si piensa que su fuerza y esperanza en el Señor se acabaron.

Vv. 21-36. Habiendo expresado su angustia y tentación, el profeta muestra cómo fue levantado por encima de ellas. Malas como son las cosas se debe a la misericordia del Señor que no sean peores. Debemos observar lo que hace por nosotros y en qué está contra nosotros. Las misericordias de Dios no fallan; de esto tenemos ejemplos frescos cada mañana. Las porciones de la tierra son cosas perecederas, pero Dios es porción eterna.

Nuestro deber es, y será nuestro consuelo y satisfacción, tener esperanza y esperar en silencio la salvación del Señor. Las aflicciones obran y obrarán mucho para el bien: muchos han hallado bueno haber llevado este yugo en su juventud; ha hecho humildes y serios a muchos y los ha destetado del mundo, porque, de lo contrario, hubieran sido orgullosos e ingobernables. Si la tribulación produce paciencia, la paciencia, prueba y la prueba, esperanza; la esperanza no avergüenza. Pensamientos adecuados del mal del pecado y de nuestra propia pecaminosidad, nos convencerán que es por la misericordia de Jehová que no hemos sido consumidos. Si no podemos decir con voz que no titubee: El Señor es mi porción, ¿puede que no digamos, deseo tenerlo a Él como mi porción y salvación y en su palabra tengo esperanza? Felices seremos si aprendemos a recibir la aflicción como que viene de la mano de Dios.

Vv. 37-41. Mientras hay vida, hay esperanza; y, en lugar de quejarse de que las cosas están mal, debemos estimularnos unos a otros con la esperanza de que estarán mejor. Somos pecadores y de lo que nos quejamos es mucho menos de lo que merecen nuestros pecados. Debemos quejarnos a Dios, y no de Él. En tiempo de calamidad, somos dados a reflexionar en los caminos de otras personas y a echarles la culpa; pero nuestro deber es investigar y examinar nuestros caminos, para volvernos del mal a Dios. Nuestro corazón debe ir con nuestras oraciones. Si las impresiones internas no concuerdan con las externas, nos burlamos de Dios y nos engañamos a nosotros mismos.

Vv. 42-54. Mientras más miraba el profeta las desolaciones, más se entristecía.

He aquí una palabra de consuelo. Mientras seguían llorando, seguían esperando; y ninguno esperaría socorro de nadie sino del Señor.

Vv. 55-66. La fe viene como vencedora, porque en estos versículos el profeta concluye con algo de consuelo. La oración es el aliento del hombre nuevo, que inhala el aire de la misericordia en las peticiones y lo exhala en alabanzas; prueba y mantiene la vida espiritual. Él silenció sus temores y aquietó sus espíritus. Tú dijiste: No temas. Este fue el lenguaje de la gracia de Dios, por el testimonio de su Espíritu en sus espíritus. ¿Y qué son todas nuestras penas comparadas con las del Redentor? Él libra a su pueblo de todo problema, y revive a su Iglesia de toda persecución. Él salvará a los creyentes con salvación eterna, mientras sus enemigos perecerán con destrucción eterna.


Lamentaciones 3

Versículos de Lamentaciones 3 de la NVI del libro de la bíblia
RV60 NVI RV09 LBLA RV95 DHH


1 - Yo soy aquel que ha sufrido la aflicción bajo la vara de su ira.
2 - Me ha hecho andar en las tinieblas; me ha apartado de la luz.
3 - Una y otra vez, y a todas horas, su mano se ha vuelto contra mí.
4 - Me ha marchitado la carne y la piel; me ha quebrantado los huesos.
5 - Me ha tendido un cerco de amargura y tribulaciones.
6 - Me obliga a vivir en las tinieblas, como a los que hace tiempo murieron.
7 - Guimel - Me tiene encerrado, no puedo escapar; me ha puesto pesadas cadenas.
8 - Por más que grito y pido ayuda, él se niega a escuchar mi oración.
9 - Ha sembrado de piedras mi camino; ha torcido mis senderos.
10 - Me vigila como oso agazapado; me acecha como león.
11 - Me aparta del camino para despedazarme; ¡me deja del todo desvalido!
12 - Con el arco tenso, me ha hecho el blanco de sus flechas.
13 - He - Me ha partido el corazón con las flechas de su aljaba.
14 - Soy el hazmerreír de todo mi pueblo; todo el día me cantan parodias.
15 - Me ha llenado de amargura, me ha saturado de hiel.
16 - Me ha estrellado contra el suelo; me ha hecho morder el polvo.
17 - Me ha quitado la paz; ya no recuerdo lo que es la dicha.
18 - Y digo: La vida se me acaba, junto con mi esperanza en el Señor.
19 - Recuerda que ando errante y afligido, que me embargan la hiel y la amargura.
20 - Siempre tengo esto presente, y por eso me deprimo.
21 - Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza:
22 - El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota.
23 - Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
24 - Por tanto, digo: El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!
25 - Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que lo buscan.
26 - Bueno es esperar calladamente a que el Señor venga a salvarnos.
27 - Bueno es que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud.
28 - ¡Déjenlo estar solo y en silencio, porque así el Señor se lo impuso!
29 - ¡Que hunda el rostro en el polvo! ¡Tal vez haya esperanza todavía!
30 - ¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera, y quede así cubierto de oprobio!
31 - El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre.
32 - Nos hace sufrir, pero también nos compadece, porque es muy grande su amor.
33 - El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.
34 - Cuando se aplasta bajo el pie a todos los prisioneros de la tierra,
35 - cuando en presencia del Altísimo se le niegan al hombre sus derechos
36 - y no se le hace justicia, ¿el Señor no se da cuenta?
37 - ¿Quién puede anunciar algo y hacerlo realidad sin que el Señor dé la orden?
38 - ¿No es acaso por mandato del Altísimo que acontece lo bueno y lo malo?
39 - ¿Por qué habría de quejarse en vida quien es castigado por sus pecados?
40 - Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor.
41 - Elevemos al Dios de los cielos nuestro corazón y nuestras manos.
42 - Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y tú no has querido perdonarnos.
43 - Ardiendo en ira nos persigues; nos masacras sin piedad.
44 - Te envuelves en una nube para no escuchar nuestra oración.
45 - Como a escoria despreciable, nos has arrojado entre las naciones.
46 - Todos nuestros enemigos abren la boca para hablar mal de nosotros.
47 - Hemos sufrido terrores, caídas, ruina y destrucción.
48 - Ríos de lágrimas corren por mis mejillas porque ha sido destruida la capital de mi pueblo.
49 - Se inundarán en llanto mis ojos, sin cesar y sin consuelo,
50 - hasta que desde el cielo el Señor se digne mirarnos.
51 - Me duele en lo más profundo del alma ver sufrir a las mujeres de mi ciudad.
52 - Mis enemigos me persiguen sin razón, y quieren atraparme como a un ave.
53 - Me quieren enterrar vivo y taparme con piedras la salida.
54 - Las aguas me han cubierto la cabeza; tal parece que me ha llegado el fin.
55 - Desde lo más profundo de la fosa invoqué, Señor, tu nombre,
56 - y tú escuchaste mi plegaria; no cerraste tus oídos a mi clamor.
57 - Te invoqué, y viniste a mí; No temas, me dijiste.
58 - Tú, Señor, te pusiste de mi parte y me salvaste la vida.
59 - Tú, Señor, viste el mal que me causaron; ¡hazme justicia!
60 - Tú notaste su sed de venganza y todas sus maquinaciones en mi contra.
61 - Señor, tú has escuchado sus insultos y todas sus maquinaciones en mi contra;
62 - tú sabes que todo el día mis enemigos cuchichean y se confabulan contra mí.
63 - ¡Míralos! Hagan lo que hagan, se burlan de mí en sus canciones.
64 - ¡Dales, Señor, su merecido por todo lo que han hecho!
65 - Oscurece su entendimiento, ¡y caiga sobre ellos tu maldición!
66 - Persíguelos, Señor, en tu enojo, y bórralos de este mundo.
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Explicacion Lamentaciones 3 NVI de Matthew Henry - El Versiculo Del Dia.com

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Matthew Henry
Comentario Bíblico de Matthew Henry | Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit