Con el tiempo aprendemos que no hay atajos para el triunfo.
Una de las verdades escondidas de la vida es el hecho de que la
senda para el premio es siempre más valiosa que el premio mismo.
Los atajos nos roban las valiosas lecciones que debemos
aprender por el camino. Debemos decir no cuando se
nos presentan opciones para tomar un atajo, es decir un
camino que no es de Dios. Debemos ser persistentes y
mantenernos en el camino en el que
Dios no ha enseñado en su palabra.
Haced todo sin murmuraciones ni discusiones,
para que seáis irreprochables y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio
de la cual resplandecéis como
lumbreras en el mundo.
Una de las verdades escondidas de la vida es el hecho de que la
senda para el premio es siempre más valiosa que el premio mismo.
Los atajos nos roban las valiosas lecciones que debemos
aprender por el camino. Debemos decir no cuando se
nos presentan opciones para tomar un atajo, es decir un
camino que no es de Dios. Debemos ser persistentes y
mantenernos en el camino en el que
Dios no ha enseñado en su palabra.
Haced todo sin murmuraciones ni discusiones,
para que seáis irreprochables y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio
de la cual resplandecéis como
lumbreras en el mundo.
Filipenses 2:14-15