El amor de Dios es un tejido que jamás
se gasta, aunque se lave en las aguas
de la adversidad.
se gasta, aunque se lave en las aguas
de la adversidad.
En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a su hijo unigénito
al mundo, para que vivamos por El.
1Juan 4:9