significa creer que algo favorable va a ocurrir, inclusive anhelar que
ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, es una postura amable ante los
hechos que ocurren. En cambio el entusiasmo es acción y transformación,
es la reconciliación entre uno mismo y los hechos, las cosas.
Solo hay una manera de ser entusiasta, actuando entusiastamente.
Si tuviéramos que esperar tener las condiciones ideales primero
para luego entusiasmarnos, jamás nos entusiasmaríamos por algo,
pues siempre tendríamos razones para no entusiasmarnos.
Sí quieres que te reconozcan en lo que haces,
Hazlo con entusiasmo. Nuestro Padre
amado no quiere verte acongojado.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres.
Colosenses 3:23