Que confortable es saber que cada mañana cuando
abro mis ojos, Oh Dios tu estas ahí a mi lado, que
no me has dejado, no importa las circunstancias,
estas ahí no te has mudado, estas ahí dispuestos
a escucharme, a brindarme tu amor y calor.
¡Gracias mi Dios por no rendirte conmigo!
Yo me acosté y dormí, y desperté,
porque Jehová me sustentaba.
Salmo 3:5