Así como la ofrenda del niño de los panes y los peces alimentó
a cinco mil personas, Dios toma la ofrenda que damos de corazón,
y la usa para alimentar a muchas personas, teniendo en cuenta
que no tan solo se ofrenda lo material. Cuando sacamos
tiempo para alentar, y testificar a otros de la grandeza de
Dios y de lo maravilloso que ha sido en nuestra vida estamos
alimentados aquellos que tienen sed y hambre de
escuchar palabra de vida.
Aquí está un muchacho, que tiene cinco
panes de cebada y dos pececillos;
más ¿qué es esto para tantos?
Juan 6:9