Mi amado Dios, tú que todo lo puede,
para ti nada hay imposible. Te pido me ayudes
a mantener el enfoque en la perspectiva eterna,
entendiendo que fuera de ti no soy nada.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que
permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho
fruto; porque separados de mi
nada podéis hacer.
Juan 15:5