Al enfrentar problemas, si confiamos en los hombres,
y no en Dios, agravamos aún más los problemas.
Sólo reconociendo a Dios, el dueño de la vida, y
buscando Su rostro, podemos recibir
de Él, la verdadera solución.
Encomienda a Jehová tu camino,
confía en él y él hará.
Salmo 37:5