El primer paso para recibir vida abundante en Cristo
es admitir que necesitamos de Él, de su presencia,
de su amor, reconocer que somos como un barco
sin timón, como un pez fuera del agua, es reconocer
que sin El nuestra vida no tendría valor.
Oh, Jesús te doy las gracias por ser el dador de la vida,
porque siempre estas dispuestos a recibir a aquellos
que quieren buscarte en espíritu y en verdad.
Porque para mí el vivir es Cristo y
el morir es ganancia.
Filipenses 1:21