Así como la fogata se enciende con un pedazo
de carbón, también nuestra fe se enciende con
una pequeña pero genuina dosis de amor, y con
la confianza en Dios que nunca nos abandona.
Finalmente, sed todos de un mismo sentir,
compasivos, amándoos fraternalmente,
misericordiosos, amigables.
1 Pedro 3:8