Cuando oramos, queremos que Dios intervenga al instante.
Pero a veces las respuestas no llegan inmediatamente.
Las circunstancias difíciles en nuestras vidas y los tiempos
de espera para que Dios obre pueden refinar nuestra fe,
enseñarnos y prepararnos para futuras responsabilidades que
Dios tiene para nosotros. No te desespere Él tiene el control.
Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí,
y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso;
puso mis pies sobre peña,
y enderezó mis pasos.
Salmo 40:1-2