El servir bien a Dios implica cuidar
de nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Ambos necesitan nuestra atención diaria.
Oh, Dios ayúdanos a ver el ejercicio
como una disciplina para estar
saludables en cuerpo y alma.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
Templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros?
1ra Corintios 6:19ª