Los buenos pensamientos producen
buenos frutos; los malos pensamientos
malos frutos, y el hombre es su propio hortelano.
Por lo tanto esforcémonos en crear un ambiente
agradable en nuestro rededor, donde lo que
realicemos genere resultados positivos.
Derribando todo argumento y toda altivez que
se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia de Cristo.
2 Corintios 10:5