Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Isaías 53:7
Vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Juan 1:29
A menudo los traductores de la Biblia tuvieron dificultad para traducir palabras como perdón, fe, confianza, las cuales no tienen una palabra equivalente en algunas lenguas. Incluso palabras muy concretas pueden ser imposibles de traducir. Por ejemplo, no en todos los lugares la gente sabe qué es un cordero o una oveja. Como la Biblia nos dice que Jesús es el Cordero de Dios, es, pues, fundamental entender y enseñar a los demás lo que Dios nos dice mediante esta figura.
Un cordero (cría de la oveja) es especialmente dócil. Se deja llevar a trasquilar o al matadero sin poner resistencia. Jesús pudo decir: “Soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29). Sus palabras presentadas en los evangelios, sobre todo las del sermón del monte (Mateo 5 a 7), inspiraron, consolaron y animaron a muchas generaciones de creyentes de toda cultura y de todas las épocas.
Jesús es el Cordero de Dios anunciado por el cordero de la pascua judía (Éxodo 12) y por las profecías concernientes a los sufrimientos del Siervo de Dios (Isaías 53). Para Dios, su muerte tiene un valor expiatorio. Como un cordero se dejó prender cuando los soldados fueron a detenerlo. Sabía que era la voluntad de Dios. Sabía que iba a morir; esto era necesario para nuestra salvación. Entonces se entregó, sin defenderse, como un cordero.
¡Sólo el sacrificio del Cordero de Dios puede expiar nuestros pecados! Él sufrió la pena que merecían nuestros pecados y así los borró.
Job 16-17 – Hebreos 7:1-17 – Salmo 124 – Proverbios 27:19-20
© Editorial La Buena Semilla