Ese día una pareja era entrevistada en la radio. Su boda había tenido lugar en tres lugares: el ayuntamiento, la mezquita y la iglesia. El joven explicaba a la periodista que una boda musulmana es muy corta y por ello no hay problemas. La boda cristiana tampoco supuso problema alguno, pues él había escogido textos en los que no se hablaba de Jesucristo. Y su mujer añadió que de todas formas era el mismo Dios.

Sin embargo, no nos engañemos. Hay un solo Dios y un solo camino para descubrir a Dios como Padre y acercarse a él, hay una sola puerta para ir hasta él: Jesucristo, quien nos dice: “Nadie viene al Padre, sino por mí”.

Jesús dice todavía hoy: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14). No nos dejemos engañar por nuestras propias ideas. ¡La verdad no puede ser contradictoria! Busquemos la verdad cueste lo que cueste. Jesús es la luz y nos dice: “El que busca, halla” (Lucas 11:10).

Por supuesto, Dios no obliga a nadie; pero si usted se dice cristiano y al mismo tiempo rechaza las enseñanzas de la Biblia, está engañándose a sí mismo. ¡El único camino es Jesucristo!

Por: La Buena Semilla.