En la historia Bíblica del Antiguo Testamento encontramos que Dios siempre estuvo listo para bendecir a su pueblo, que estuvo dispuesto para protegerlos y proveerles, para librarlos de los enemigos, pero en muchas ocasiones se alejaron del Señor y buscaron a otros dioses, por lo que se salieron de la protección del Dios único y verdadero, así perdieron batallas, cayeron en desgracias, fueron hechos esclavos y vivieron tiempos de gran escasez y dificultades.
Pero también cuenta la historia Biblia que cuando este pueblo se arrepentía de corazón, la Gracias, el Favor y la Protección de Dios regresaba, tal y como esta escrito en Ezequiel, capítulo 18, verso 21, “Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá; no morirá” (RVC)
Hoy tenemos la misma opción, o seguir al Señor, obedecer Su Palabra y vivir bajo sus principios, o tener a otros dioses.
En Cristo somos bendecidos con vida eterna y en la Biblia están contenidas todas las promesas que Dios ha decretado para quienes lo aman, Él está dispuesto a darnos gracia, a protegernos y satisfacer nuestras necesidades.
En este tiempo no hay que hacer sacrificios, Jesús se hizo sacrificio por nosotros, pero si tenemos que ser obedientes a la voluntad de Dios.
Todo lo de Dios ocurre en Su Voluntad. Por lo tanto, debes poner atención al estado de tu corazón, porque Él mira la condición de nuestros corazones, es decir, el Señor sabe, cómo tú respondes a los desafíos de la vida, si con fe en Él o bajo tus propias decisiones; Él sabe si estas buscando primeramente Su Reino, o las cosas de aquí de la tierra; el Señor conoce si estas siendo sensible a Su dirección y si eres o no obediente a Su Palabra; todo absolutamente todo lo sabe el Señor.
Asegúrate de no resistir a Dios siguiendo a tus deseos y pretensiones. No te niegues a seguirlo. Sométete a Él. Haz de Jesús el Señor de tu vida, que tu arrepentimiento sea genuino y que vivas para agradarlo solo a Él.
Oremos “Amado Padre, gracias por tanto amor, por tu misericordia, y por todo lo que has hecho por mí. Hoy me arrepiento genuinamente de mis pecados, decido ser obediente y crecer en ti, seguir tu voluntad que es la que necesito para mi vida, lo creo y declaro en el Nombre de Jesús, Amén”.
Versículo, “Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá; no morirá” Ezequiel 18:21 (RVC)
Buen Dia
Juan C Quintero
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