
1 Corintios 13:12-13
Dos viñadores, uno creyente y otro opuesto a la fe, cultivaban con esmero sus viñas ubicadas una al lado de la otra. La cosecha se mostraba prometedora hasta que una violenta tempestad azotó su región. Después de la tormenta los dos hombres fueron a sus respectivas viñas. La del creyente había sido completamente devastada, y la otra no había sufrido daños. El granizo se había detenido en el límite de los dos campos. El incrédulo empezó a burlarse de su vecino: «¿Qué tienes que decir de todo esto? ¡Tu buen Dios se ha equivocado de lado!». El cristiano, sin responder nada, se quitó su gorra, inclinó la cabeza y dio gracias a Dios por haber dejado las cepas (troncos de la vid) y los tutores.
Por: La Buena Semilla