Me encuentro con personas que sienten que no pueden cambiar, o que tienen que resignarse a vivir en las condiciones tristes o amargas que están viviendo; pero esto muy alejado de la realidad, porque en Jesús podemos cambiar nuestra historia.
En la Biblia se relata de un hombre gadareno, este hombre estuvo atormentado y marginado durante muchos años, desnudo y solo en las tumbas de la población de Gadara, cerca de Galilea.
Dice el relato que cuando vio a Jesús, se postró, dio un grito, y le rogó por la misericordia de Dios.
Jesús les ordenó a los demonios que salieran de él y luego los arrojó a una manada de cerdos que se tiraron desde el despeñadero al lago donde se ahogaron; así el hombre fue sanado físicamente, pero más importante, recibió sanidad espiritual.
Como estaba muy agradecido por lo que Jesús había hecho, le rogó que lo dejara viajar con Él y poder quedarse a Su lado. Pero el Señor tenía otros planes; lo encontramos en el evangelio de Lucas, capítulo 8, verso 39, que relata que Jesús le dijo “Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas[a] Dios ha hecho por ti. Y él se fue, proclamando por toda la ciudad cuán grandes cosas Jesús había hecho por él”. (LBLA)
Así entonces, lo que una vez había sido una carga muy pesada, se convirtió en una poderosa historia de transformación espiritual.
Su pasado difícil y la sanidad que el hombre experimentó se convirtieron en la base de un propósito en su vida, algo que, en medio de su situación, nunca se hubiera podido imaginar, es decir que experimentó el poder transformador de Jesús.
Su situación se convirtió en un poderoso testimonio que otros escucharían.
Al igual hoy, la gente puede negar a Cristo, pueden contender sobre las Escrituras e ignorar la profecía, pero no pueden negar, contender o ignorar el poder transformador de Dios en la vida de alguien.
Tu historia de dolor, adversidad, seguida de la victoria en Cristo está destinada a servir como testimonio de la fidelidad y el poder de Dios, es la evidencia de que Dios realmente puede tomar lo que el diablo planificó para el mal y usarlo para el bien.
Aprendamos desde hoy que Dios quiere que vayamos a compartir nuestro testimonio de transformación, porque hay muchos que también serán transformados a partir de tu historia de vida y redención en Cristo.
Oremos “Amado Señor, te pido que me ayudes a tener el deseo y la fuerza para compartir lo que Tú has hecho en mi vida. Gracias porque tienes el poder de convertir nuestro pasado en propósito, porque así nuestro dolor no será en vano, lo pido en el Nombre de Jesús, Amén”.
Versículo “Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas[a] Dios ha hecho por ti. Y él se fue, proclamando por toda la ciudad cuán grandes cosas[b] Jesús había hecho por él”. Lucas 8:39 (LBLA)
