El Libre albedrio es, acorde con el diccionario, “el poder que tiene el ser humano para tomar decisiones de acuerdo con su propia elección sin que sea obligado por nada ni por nadie a hacerlo y que, por lo tanto, deberá ser capaz de asumir las consecuencias de sus decisiones”
Dios nos ha dado el libre albedrio para que podamos elegir entre el bien y el mal, para tomar decisiones y realizar acciones acordes con parámetros propios o ajenos.
Los cristianos tenemos claro que nuestro libre albedrio está puesto en la obediencia a la Palabra de Dios, por lo tanto, decidimos actuar siguiendo la voluntad de Dios y no la voluntad personal.
En la Biblia, en la primera carta de Juan, capítulo 2, verso 17, dice “El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (RVC)
Dios es el Creador de todo tesoro, de todo lo bello, pero su más preciada posesión es tu corazón. Su anhelo más profundo está puesto en ti.
Él sabe que cuando le entregas tu corazón a la cultura y tendencias del mundo y a la búsqueda de objetivos terrenales, perderás la paz, tendrás un enfoque equivocado uno que está centrado en lo que es temporal, además que de esta forma te alejarás del propósito de vivir tu vida desde una perspectiva eterna y llena de propósito.
La elección depende totalmente de ti, puesto que tienes tanto al Espíritu Santo como a la cultura del mundo compitiendo por tu corazón.
Por lo tanto, te invito para que reflexiones sobre tus decisiones, si estás te han llevado a vivir una vida en obediencia a lo que Dios te pide en Su Palabra y los frutos que has obtenido, porque cuando decides por ser obediente al Señor, el resultado estará en las manos de Dios, pero cuando actúas en tu “libre albedrio”, el resultado y las consecuencias serán las que tú mismo asumas.
Todo lo que tienes que hacer para vivir plenamente para Dios es encontrar el amor de tu Padre celestial cada día y vivir en respuesta a ese amor amándolo a él y a los demás.
Cuando eres fiel a escuchar a la voz de Dios, Él es fiel para guiarte día a día y temporada a temporada. El Señor es nuestro Rey y su realeza exige nuestra obediencia, pero Su amor es tan grande que tiene el poder de conmover nuestros corazones hasta que la obediencia a él sea algo natural para ti.
Permite que el Espíritu Santo te guíe a una vida de obediencia radical y amorosa. Que el Espíritu y la Palabra renueven tu perspectiva sobre el propósito de su Vida; que el ejemplo de vida que encontramos en Jesús moldee nuestro accionar diario.
Oremos “Amado Padre, hoy comprendo que mis decisiones serán mi propia responsabilidad, así que escojo lo mejor, en este día decido ser obediente a Tu Palabra, y entregarte mi libre albedrio para que sea Tu voluntad hecha en mi vida. No quiero vivir en lo temporal sino en lo eterno que tu me ofreces, lo creo y declaro en el Nombre de Jesús, Amén”
Versículo, “El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:17 (RVC)
Buen Dia
Juan C Quintero
www.buendiatodoslosdias.com
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